¡No puedo creer la diferencia entre un Estado democrático y uno débil! En un Estado democrático, la gente realmente tiene poder. Votan, eligen a sus líderes y pueden protestar si no están de acuerdo con algo.
Sí, pero un Estado débil es todo lo contrario. Aunque existe un gobierno, no tiene la capacidad para hacer cumplir las leyes ni proteger a su gente. Es como si el gobierno solo estuviera allí de adorno.
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¡Exacto! La vida en un Estado fallido es peligrosísima. La gente no tiene derechos, y los servicios básicos como educación y salud, si existen, son pésimos.
Eso suena mal, pero lo peor es un Estado fallido. Imagínense un lugar donde no hay ley ni orden, y los grupos armados o delincuentes controlan partes del país. El gobierno casi no existe o no tiene ningún poder.
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Y también para evitar caer en la debilidad o, peor aún, en el fracaso total del Estado.
Tienen razón. Es nuestra responsabilidad cuidar la democracia y exigir que nuestros líderes trabajen para el bienestar de todos.
Por eso es tan importante mantener y fortalecer la democracia. Aunque no sea perfecta, es la mejor opción para asegurar que las personas vivan en paz y tengan oportunidades.