Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte.
No se ve nada.
Ya debemos estar cerca. Mira bien
Sí, pero no se oye nada. No veo nada.
Pobre de ti, Ignacio.
Libisema: 2
Ya debemos estar llegando a ese pueblo, Ignacio. Fíjatea ver si no oyes ladrar los perros. Acuérdate que nos dijeron que Tonaya estaba detrásdel monte. Y desde qué horas que hemos dejado el monte. Acuérdate, Ignacio.
Sí, pero no veo rastro de nada...Me estoy cansando...Bájame.
¿Como te sientes?
Mal
Libisema: 3
Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me regañaríasi lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré. Es ella la que me da ánimos, no usted.
Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean....
Libisema: 4
Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades, puras mortificaciones, puras vergüenzas...Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien esas heridas que le han hecho. Y seguro que el momento que se recupere seguirá con sus malos actos. Eso ya no me importa. Con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted.Con tal de eso... Porque para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí. La parte que a mí me tocaba la he maldecido.
Libisema: 5
¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio?
Libisema: 6
¿Y tú no los oías, Ignacio?No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza.