Un día se encontraba el Conde Lucanor con un serio problema, por lo que acudió a su consejero Patronio
Su historia es similar a la de el rey Abenabet, dejarme que os la cuente
Patronio, se de un hombre que en más de una ocasión me ha pedido dinero y tras dárselo se ha mostrado agradecido, sin embargo, cuando esto se repite y no queda satisfecho con mi préstamo, se enfada y parece olvidar cualquier favor anterior.
El rey Abenabet, estaba casado con Romaiquía y la amaba más que nada en el mundo, pero ella era bastante caprichosa y antojadiza
Si ese es el problema, mandaré plantar almendros por toda la sierra de Córdoba, para que en febrero se cumpla tu deseo
Cómo no voy a llorar si nunca me dejas ir a sitios dónde nieva
En otra ocasión, Romaquía comenzó a llorar por que quería hacer lo que quisiese, al igual que una mujer que había visto en el río.
En ese caso, mandaré llenar un lago con agua de rosas y muchas especias aromáticas, para que puedas sentirte libre al igual que esa mujer
Otra vez ella empezó a llorar, viendo así el rey que no valoraba sus esfuerzos
cómo no voy a llorar si nunca haces nada por complacerme
¿Ni siquiera el día de lodo?
Tras el consejo de Patronio, el Conde Lucanor lo siguió y le fue muy bien
De este modo, os aconsejo que no hagáis nada por ese hombre que pueda perjudicaros. Y si alguna vez le ocurre esto mismo pero a la inversa, espero que no olvide todos los favores anteriores que puedan haber hecho por usted
Y viendo don Juan que esta era una buena historia, la mandó poner en este libro e hizo los versos, que dicen así:
Por quien no agradece tus favores,no abandones nunca tus labores.