En mi etapa media, mi estilo de aprendizaje evolucionó hacia un enfoque más reflexivo, leer libros y realizar resúmenes me permitieron reflexionar sobre lo aprendido, al llegar al bachillerato, mi aprendizaje se volvió más activo y práctico, disfrutaba de los experimentos en laboratorio y las actividades grupales.
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Ya en la universidad, mi estilo de aprendizaje se consolida en un enfoque colaborativo y conceptual, las discusiones en grupo, los trabajos colaborativos y la aplicación de teorías en contextos reales fueron clave en mi desarrollo, la creación de proyectos en equipo y la resolución de problemas en conjunto me ayudaron a estructurar mejor mis ideas.
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A lo largo de mi formación, he entendido que mi estilo de aprendizaje es una combinación de lo kinestésico, visual y reflexivo, con un enfoque en el aprendizaje práctico y colaborativo. Cada etapa ha contribuido al desarrollo de habilidades diferentes, creando una base sólida para seguir aprendiendo y adaptándome a nuevas experiencias.