Nacida en 1820 en Florencia, Italia, Florence Nightingale nació en el seno de una acaudalada familia británica. Ella pasó a ser conocida como la 'Dama con la lámpara' y revolucionó la profesión de enfermería.
Desde muy joven, Florence Nightingale demostró su deseo de ayudar a los demás y consideró la enfermería como su vocación divina. Su familia desaprobaba esta vocación, viéndola como una profesión inadecuada para su hija e insistiendo en que debería seguir las convenciones sociales y dedicar su vida a ser esposa y madre. Nightingale se negó a casarse, insistiendo en que ella seguiría su vocación y se convertiría en enfermera.
Nightingale sobresalió como estudiante. En 1850 completó su formación inicial como enfermera durante un período de dos semanas en el Instituto de Diaconisas Protestantes en Alemania. Esto fue seguido por un segundo período de entrenamiento el próximo año. Ella consiguió un empleo en un hospital de Londres donde sus talentos, no solo como enfermera sino también como alguien capaz de organizar y administrar un hospital, eran claros.
La Guerra de Crimea estalló en octubre de 1853. Un conflicto entre el Imperio ruso y el Imperio Otomano, fue apoyado por otros países como Gran Bretaña y Francia. En reacción a la protesta pública por el tratamiento deficiente de los soldados británicos heridos, el Secretario de Estado británico para la Guerra le escribió a Nightingale y le pidió que dirigiera un grupo de enfermeras para atender a las tropas. En este momento, Nightingale tenía una reputación formidable como enfermera talentosa.
Nightingale viajó al hospital del ejército en Scutari (hoy en día Estambul) y quedó consternado por las condiciones que encontró. Se puso a trabajar, obteniendo fondos y comprando los suministros que necesitaba para permitirle implementar cambios drásticos y mejoras en la atención, el tratamiento y la higiene. Además de organizar el nuevo régimen hospitalario y capacitar a otras enfermeras, Nightingale atendió a los pacientes ella misma, trabajando incansablemente y dedicando largas horas. Los sistemas que implementó dieron como resultado una reducción drástica en las tasas de mortalidad en el hospital. Fue admirada por la compasión inquebrantable que mostró a sus pacientes.
Nightingale trabajó en el hospital hasta el final del conflicto en el verano de 1856 y se había ganado los apodos de "La Dama de la Lámpara" y "El Ángel de Crimea". Regresó a Inglaterra donde recibió grandes elogios por su trabajo y continuó buscando su vocación. Luego pasó a financiar la Escuela de Enfermería y Partería Nightingale, que continúa entrenando aspirantes a enfermeras hoy como parte del King's College de Londres.
Nightingale murió en su casa en Londres en 1910 a la edad de 90 años. Dejó un legado que mejoró los estándares de atención al paciente y saneamiento hospitalario. Ella logró todo esto en un contexto social que limita las oportunidades para las mujeres y no pudo ver el valor de la educación y las carreras para las mujeres. Su trabajo cambió la faz de la profesión de enfermería, y es honrada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, que otorga un premio de dos años por servicios sobresalientes a la enfermería en su nombre.
"Dios me habló y me llamó a su servicio".
"El manejo prudente y humano del paciente es la mejor protección contra la infección".
"Los grandes héroes son aquellos que cumplen con su deber en la rutina diaria de los asuntos domésticos mientras que el mundo gira como un dreidel enloquecedor".