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- Federico, un estudiantede ingeniería industrial,se encuentra en unaclase optativa de filosofía...
- La Universidad Pontificia
- No lo sé, mejor deja que tu compañero Federico, nos explique
- Profesor, sería tan amable de decirnos, ¿de qué nos servirá saber la paradoja de Russell
- Pues como todo lo que vemos aquí, ¿no?, sirve solo para pasar la asignatura
- ¿¡Perdón!? Te veré en mi oficina al término del día
- Ya en la noche, Federico se encomendo a sacar la mejor respuesta posible. De pronto, se escucho alguien tocando
- Yo lo sé, pero tampoco estaba diciendo mentiras. Además, solo termino este curso y no vuelvo a ver filosofía en mi vida y, de paso, me largo de esta ciudad
- Sabes, sólo tenías que decir no lo sé
- Solo piensa...
- Que tal, profe
- ¿Cómo?
- Ah Federico. Tranquilo que esto no toma más de dos minutos
- Pues sí, es sencillo. Solo tienes que responder para mañana ¿De qué nos sirven las paradojas?
- ¿Eso es todo?
- Sí, pero ojo. Si no me gusta la respuesta, te fallo en el curso
- Federico fue a checar la puerta pero no había nadie...
- Sorprendido, saltó hacia atrás y se pego en la nuca. Todo se volvió oscuro...
- Un borreguito, dos borreguitos, tres borreguitos ...
- ¡¿Qué esta pasando?! Bájame ahorita
- El hombre lanzó a Federico, pero este fue atrapado en el aire por su amigo, Mario
- Esta bien, niño tonto
- El Windigo, enfurecido por lo que dijo Mario, se lanzó contra él. En un parpadear de ojos, el Windigo le había arrebatado un pedazo de su brazo con sus dientes
- ¿Qué esta pasando?
- Tranquilo, se va a alejar si sabe lo que le conviene
- No hay forma de que me ahuyenten dos niños
- El hombre creció en gran tamaño
- No corras, Federico
- Nunca haremos un trato con el Windigo
- Con que valerosos, está bien les concederé un trato
- Federico se arrodillo al lado de Mario.
- Solo piensa que puedes y podrás
- Te escucharé, pero solo por el bienestar de mi amigo.
- Se más listo que tu amigo y escucha mi propuesta. De lo contrario, tu amigo no tendrá oportunidad de sobrevivir
- Trae un castor y un jarrón de miel. Cuando regreses, te dejaré llevarte a tu amigo
- Federico, siendo alérgico a las abejas, temió este desafío. Sería su ingenió que lo llevaría a frotarse una planta de menta sobre su cuerpo, ya que esto ahuyenta a las abejas
- Lo tomó y, sin pensarlo dos veces, corrió como nunca hacia un río cercano
- A pesar de no saber nadar, Federico se lanzó al agua y confió en el flujo de esta para alcanzar al castor. Solo tenía que evitar ahogarse...
- Federico logró alcanzar la presa y atrapar al castor. Ahora se dirigiría de regreso con el Windigo
- Ahora, dame la miel y el castor.
- ¡No lo hagas! De lo contrario, ganará mucha fuerza
- El castor, asustado, mordió la mano de Federico y salió huyendo. Federico aprovecho la oportunidad y lanzó la miel para intentar distraer al Windigo y ayudar a su amigo
- Sin embargo, el Windigo tenía otros planes...
- DETENTEEEEEE
- NOOOOOOOO
- El Windigo creció tan alto como un arbol
- Te lo dije niño, que me comiera a tu amigo fue tu culpa y ahora acabas de sellar tu destino.
- Solo piensa que puedes y podrás
- El Windigo se lanzó para devorarse a Federico
- El golpe de Federico tuvo más efecto del que hubieran anticipado. A su vez, Federico creció en gran tamaño
- Sin dudarlo, se batieron a duelo...
- AHHHHHHH
- Federico fue victorioso
- Es sencillo, tu creces en base a mis miedos y dudas; yo crezco para hacerles frente. No importa cuánto mis miedos crezcan, yo creceré para derrotarlos
- No comprendo, ¿Cómo es posible que un niño me ganara?
- Al día siguiente...
- La Universidad Pontificia
- Verá profesor, las paradojas sirven para dar significado. Si pensamos en dos hechos que se contraponen, es a través del otro que uno obtiene significado propio y el otro obtiene significado porque obtiene significado de uno. Será esta contraposición de ideas que brindan un nuevo y único valor.
- Federico, llegaste algo tarde, pero justo a tiempo para que nos digas, ¿De qué sirven las paradojas?
- Puede que no este tan mal, todo esto nuevo que aprendí. Quiero más...
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