María era una adolecente muy desobediente. Siempre su mamá le decía que pare de jugar videojuegos pero ella siempre alzaba la voz y se comportaba muy malcriada.
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María... Por favor, ayúdame en las tareas de la casa. No puedo hacer todo yo sola.
¡Silencio mamá! Voy a perder si me sigues hablando. Ya otro día lo haré...
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Mientras María jugaba y jugaba, su madre estaba limpiando todo. Ella siempre hace los deberes de ella y de María. Su madre estaba cansada y se sentía mal de salud, pero eso no le importaba a María.
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Ja, ja, ja, ja. Mi madre no sabe que le he quitado dinero y que he salido. Da igual ¡ahora si podré comprarme el nuevo juego y se lo presumiré a mis amigos!
Un día, salió un nuevo videojuego en la tienda y María fue a comprarlo con el dinero de su mamá. Lo que no sabe es que algo terrible pasará...
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¡Un carro venía en su dirección!
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Debí de haberle obedecido a mi mamá... Ella me quiere y yo la he tratado mal. Aparte de eso si obedezco a mi mamá estoy obedeciendo a Dios, y eso no lo he hecho...