Mi tamaño es más o menos grande, y mi color beige casi crema
He tenido miles de dueños distintos, viajado por todo el mundo, y presenciado las épocas más maravillosas...
Es increíble el hecho de que, tras años de servirle a la familia Wellington, hoy finalmente, han decidido esconderme en las profundidades de un oscuro y solitario armario de madera.
Así que me encuentro aquí, sumida en mis recuerdos, intentando comprender qué le había llevado a mi último dueño, Thomas Wellington, a cometer tal atrocidad, en contra de una tan especial maleta como lo soy.
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No es que yo sea egocéntrica por naturaleza, es sólo que mis deseos por conocer mucho más del mundo, me obligan a serlo.
Preferiría estar en cualquier otro lugar, flotando en el mar, en medio de una tormenta de arena, incluso en la cima de la Torre Eiffel. ¡No me importaría!
¿Acaso aquellas postales que aún conservo, serán en vano?
Espero pacientemente, casi habiendo perdido por completo mi ilusión, en lo más profundo del armario, el día que Thomas me busque nuevamente; ¡Ojalá, sea pronto! Antes que mi magia y recuerdos se disipen.
¡Cualquier cosa con tal de no estar varada aquí por siempre! Comiendo polvo, que ya de por sí sabe muy mal.