Abriendo la puerta y deslizándome dentro del pasillo poco iluminado,sonrío mientras miro a la chica Converse por un segundo.
No puedo dejar demirar su reflejo, todo más allá del cristal se difumina cuando la miro.
Sus ojos se encuentran con los míos en el reflejo del vidrio,sorprendiéndose al principio, y luego casi de inmediato cambiando a algoparecido al disgusto. Ella mira hacia otro lado, de nuevo al bebé, guardandosilencio.
Y yo aquí pensando que iba a ser otro tonto hospital lleno de tontosenfermos. Y apareces tú. Suerte la mía.
Me aclaro la garganta, llamando su atención.
—Oh ya entiendo. Soy tan guapo que ni siquiera puedes juntar una frase.
Eso le molesta lo suficiente como para obtener una respuesta.
Bueno, eso es siempre una señal prometedora. Nada como la repulsiónreal para comenzar con el pie derecho.
Me agarra fuera de base por un segundo, y me rio, sorprendido de cuánfuerte y directa es.Eso realmente la molesta.
responde bruscamente, girándose para mirarme mientras se acomoda lamascarilla.
—¿No deberías estar procurando habitaciones para tus «invitados»? —
Es un punto válido. Pero ella definitivamente acechó primero. Pretendoestar sorprendido y levanto mis manos en una derrota simulada.
—No acecho —responde—. Tú me seguiste hasta aquí.
—¿Alquilas por hora o qué? —pregunta, sus ojos oscuros se estrecharon.
—¡Ja! Eras tú acechando en el pasillo.
—Déjame adivinar —dice, cortándome—. Te consideras un rebelde.Ignoras las reglas porque de alguna manera te hace sentir que tienes elcontrol. ¿Estoy en lo cierto?
—¿Crees que es lindo?...
—No te equivocas —le replico antes de inclinarme contra la pared demanera casual.
—Con la intención de presentarme, pero con esa actitud...