Eso me molestó. Yo estaba ahí para pedirle explicaciones. No para que él me las pidiera a mí. Yo estaba ahí para saber qué era lo que había hecho ahora ese desalmado que hacía que mi madre llorara todo el día. Me armé de valor y le dije:
Hace poco más de un año y medio, fui con Nicolás a la casa de una amiga suya. ¿Te acordás de Nicolás? Bueno, no importa. Lo importante es que la amiga criaba perros siberianos. Éste se llama Sacha. Era el más chiquito de la cría, el último que nació. Por eso lo iban a matar.
¿Hace mucho que lo tenés...este...digo...al perro?
¿En serio lo iban a matar? Si es hermoso.
Sí que es hermoso, ¿no es cierto? Pero a los últimos de cada cría los criadores los matan, son los más débiles, los menos puros de la raza.
Ezequiel se puso serio por primera vez. Antes estaba divertido por mi presencia, sabía que había ido a buscar algo, y que no me atrevía a preguntar. Pero igual me contó la historia.
Gleiten: 2
Los criadores viven de la pureza, ese es su negocio, no les conviene que haya perros impuros dando vueltas por ahí. Si vos conocés a otros perros de esta raza, te podés dar cuenta que éste tiene las orejas un poco más grandes y...
Tiene los ojos marrones
Eso no tiene nada que ver. Además a mí me gustan así marrones. Hay un cierto aire de verdad en los ojos de los perros siberianos, como si supieran nuestros secretos. Bah, esto es un delirio mío, no me hagas caso.
Pero lo que no puedo creer es que los maten
La gente no entiende nunca al que es diferente. En una época los metían en manicomios, en otras en campos de concentración. La gente le tiene miedo a lo que no entiende. Si la sociedad margina a los que son diferentes, qué destino puede tener un perro que tiene las orejas un poco más grandes.