De peregrinación a Santiago de Compostela, Rodrigo vió a un anciano leproso que se estaba hundiendo en un tremedal y estaba pidiendo ayuda. Aunque sus caballeros exigían a Rodrigo de no acercarse al leproso, sin pensarlo dos veces lo salvó y se pasó todo el día cuidandólo todo el día.
¡No lo toques Rodrigo que se te va a pegar la lepra!
¡Ayúdame por favor que me estoy hundiendo!
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Durante la medianoche, una fuerza muy poderosa despertó a Rodrigo y temblando del miedo escuchó una voz que le dijo que no tenga miedo, se dió la vuelta y era el leproso que cuidó ese mismo día. Resulta que era San Lázaro y le dijo que Dios siempre lo va a cuidar por su linda personalidad. Al parecer, Jimena se dió cuenta que le acaba de ocurrir un milagro esa noche y se enamoró y perdonó a Rodrigo aunque estaba un poco confundida al principio.
¡No tengas miedo, soy San Lázaro, el protector de los leprosos, Dios siempre te va a acompañar en todas tus travesías!
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Jimena fue a visitar al rey y como llevaba su cara de angustia todavía, el rey le propuso una compensación para ella ya que se quedó sola. Pensando que iba a reaccionar de una manera negativa, Jimena reaccionaba ansiosamente por las ofertas del rey por lo cual él quedó muy sorprendido.
De acuerdo a la ley, el hombre que mató por honor debe de velar por la mujer y las hijas, tal vez te parezca casarte con Rodrigo.