Haubalú decidió seguir caminando hasta encontrar el final de este mismo.
Ya que me expulsaron de mi aldea seguiré este camino. Me pregunto a dónde es que me puede llevar
Caminaron y caminaron, pero al fin llegaron; mientras se acercaban Xinenca le introducía su cultura a Haubalú.
¡Ahhh! Un ladrón
Haubalú decidió perseguir a aquella persona para calmarla y explicarle su situación
¡Espera! No soy un ladrón, no te voy a hacer daño.
Después de la confusión, Haubalú alcanzó a Xinenca y tras pasar un buen rato platicando y conociéndose, Xinenca lo invitó a su aldea para que la pudiera conocer.
Ven, acompáñame a mi aldea para que tengas un lugar dónde quedarte; el único problema es que vivimos en el norte de México y todavía falta caminar un buen rato.
¡Gracias por invitarme a tu aldea!, Vamos.
Y como te decía, nos llamamos entre nosotros y nos conocemos los unos a los otros como lelepanchís y nos dedicamos a la pesca, y al hablar, solemos hablar en Kolíco, una lengua que es originaria de estos rumbos. Somos muy trabajadores, y de hecho puedes escuchar como cada quien esta trabajando en su hogar