Sin contestar, apartó de nuevo la vista de ella, y la señora Hall, dándose cuenta de que sus intentos de entablar conversación no eran oportunos, dejó rápidamente el resto de las cosas sobre la mesa y salió de la habitación. Cuando volvió, él seguía allí todavía, como si fuese dé piedra, encorvado, con el cuello del abrigo hacia arriba y el ala del sombrero goteando.
Hijo hablale a tu madre
Supongo que ahora podré llevármelos para secarlos.
Deje el sombrero
Si papa ahí voy
contestó el forastero:
ocultándole completamente el rostro y las orejas. La señora Hall dejó los huevos con bacón en la mesa con fuerza y le dijo:
se dio cuenta de que el visitante se había movido tan deprisa que apenas pudo vislumbrar un objeto blanco que desaparecía debajo dela mesa. Parecía que estaba recogiendo algo del suelo.
En ese entonces la señora hall se asusto
Mama te habla mi papa en mi cuarto
Gracias
advirtió que el visitante se había quitado el abrigo y el sombrero y los había dejado en una silla cerca del fuego. Un par de botas mojadas amenazaban con oxidar la pantalla de acero del fuego.
La cena está servida, señor
la señora Hall empezó a oír un ruido que se repetía a intervalos regulares.
Todo era un mito para la tarea de Juanito su hijo
La señora Hall se dirigió hacia todo ello con resolución, diciendo con una voz que nadaba lugar a una posible negativa:
Quedándose sorprendidos , la señora hall le responde a su hijo