Los padres se olvidaron completamente de los idiotas
Vamos Ayuda me, te toca cambiarte
Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti… ¡tisiquilla!
¡No, no te creo tanto!
¡Qué! ¿Qué dijiste?…
¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces…?
Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito
¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!
¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!
¡Al fin! víbora, has dicho lo que querías!
¡Nada!
¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!
¡Tu tienes la culpa de tener hijos idiotas!
Le diré a María que vaya a matar una gallina para el desayuno
¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo! No los quiero ver
Señora Berta,Los niños están aquí, en la cocina