Cuento VII – El conde Lucanor
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- Me han propuesto una cosa y me han dicho la forma de conseguirla. Los beneficios serían muy grandes.
- El prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías, le voy a contar la historia de doña Truhana.
- ¡Cuénteme Patronio, cuénteme!
- Doña Truhana, más pobre que rica, se dirijía al mercado con una olla de miel, la cual cambiaría por huevos de los que nacerían gallinas, vendería las gallinas para comprar ovejas; y comprando y vendiendo se haría rica.
- Continuó pensando en que siendo tan rica podría casar bien a sus hijos y todos compartirían su fortuna.Llegado este punto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos.
- ¡QUE DESGRACIA! ¿Y qué ocurrió?
- Viendo la olla rota, doña Truhana comenzó a llorar desconsoladamente ya que con ella se perdían todas las riquezas esperadas.Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.
- Vos, señor Conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías.Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.
- ¡Buena moraleja Patronio!A partir de ahora al iniciar un negocio recordaré sus sabias palabras y las pondré en práctica.
- En realidades ciertas os podéis confiar,mas de las fantasías os debéis alejar.
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