Se muestra a don Nicasio relatando la historia de cómo defendió La Hondura en un pleito judicial.
[Don Nicasio relata la historia de un pleito por la propiedad de La Hondura.]
El viejo Sangurima contaba alguna vez a sus nietos la historia de la propiedad.
Solo el piso superior estaba dedicado a las habitaciones. En cuanto a la planta baja, eran bodegas para los granos, o patios empedrados y cubiertos para las cabalgaduras. Al edificio lo coronaba un elevado mirador, donde había también una campana.
[Se muestra la descripción de la casa grande de la hacienda.]
La casa grande de la hacienda estaba magníficamente situada a la orilla del río. Era de sólida construcción, con maderas finas escogidas en los bosques mismos de La Hondura. La casa era enorme, anchurosa, con cuartos inmensos, con galerías extensísimas.
[Don Nicasio recuerda su infancia junto a su madre en La Hondura.]
Se veía chiquitín, prendido de la mano de la madre: una amorosa garra que se le ajustaba al brazo, para llevarlo, sorteando los peligros, salvándolo y librándolo de todos. Entonces no era así La Hondura, como ahora.
[Se muestra a don Nicasio recordando su infancia mientras observa el paisaje.]